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La Mirada Expandida: Entre la Riqueza Informativa y la Nueva Periferia Visual

  • Foto del escritor: Jorge Alberto Hidalgo Toledo
    Jorge Alberto Hidalgo Toledo
  • 29 oct
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 30 oct

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¿Y si tu mirada ya no fuera solo tuya? En la nueva era de la inteligencia artificial, ver ya no es solo un acto biológico, es un privilegio tecnológico. Mientras unos cartografían el mundo con visores inteligentes, otros habitan la periferia de lo visible. ¿Qué sucede cuando la mirada se convierte en sistema operativo y el acceso a la visión enriquecida marca la frontera entre la inclusión y la exclusión?


De la Interfaz a la Mirada

Desde los primeros intentos con las Google Glass hasta las promesas actuales de Meta, Apple Vision Pro y otras compañías, hemos presenciado una transformación silenciosa pero decisiva: el paso de las pantallas a la mirada como la nueva interfaz dominante. Ya no se trata de interactuar con el mundo digital a través de teclas, toques o comandos de voz, sino de fusionar directamente lo visible con lo computacional. La promesa es seductora: lentes que no solo ven, sino que interpretan. Interfaz que no solo media, sino que modela el sentido.


Este nuevo horizonte tecnológico plantea una transición clave. Si hasta ahora el "sistema operativo" de nuestras interacciones digitales era la pantalla —esa superficie plana donde se proyectaba el mundo— hoy asistimos al ascenso de la mirada como código fuente de la experiencia. No solo vemos: nos vemos viendo. Y en esa doble instancia se juega algo profundo y éticamente apremiante: ¿quién tendrá acceso a esta mirada aumentada? ¿Quién podrá habitar los territorios visuales enriquecidos y quién quedará relegado a las periferias de la percepción digital?


Recientemente, Mark Zuckerberg afirmó que los futuros lentes inteligentes de Meta podrían reemplazar a los teléfonos inteligentes y que las personas que no los usen podrían sufrir una "desventaja cognitiva significativa". Estos lentes, que funcionan con inteligencia artificial, permitirán a los usuarios interactuar con el mundo digital y el contenido a través de su visión, incluyendo la superposición de información en tiempo real y la interacción con asistentes de IA.


De Navegantes y Mineros a Cartógrafos Visuales

A lo largo del desarrollo de la cultura digital, hemos adoptado metáforas que orientan nuestro modo de habitar los entornos tecnológicos. Fuimos primero navegantes de la web, luego mineros de datos, y más tarde influencers, gamers o curadores de contenido. Cada una de estas metáforas estructuró no solo la interacción técnica, sino la construcción simbólica del sujeto digital.


Hoy emerge una nueva figura: el cartógrafo visual digital. No basta con navegar el mundo o extraer sus recursos: ahora lo esencial es mapearlo, dotarlo de capas semánticas, anotar sobre él las interpretaciones generadas por sistemas de IA, traducciones automáticas, realidades aumentadas, etiquetas visuales, detección facial y reconocimiento de objetos en tiempo real. Se trata de una mirada productiva, creativa, pero también normativizadora.


Del Cartógrafo al Colono: Fundar Mundos Visuales

Una vez trazado el mapa, el siguiente paso es poblarlo. Como los antiguos exploradores que cartografiaban tierras nuevas para luego colonizarlas, los usuarios de estas tecnologías de visión artificial comienzan a habitar los entornos generados por IA. El visor ya no solo muestra, sino que establece relaciones: te sugiere productos, clasifica personas, traduce textos en tiempo real, destaca lo importante, oculta lo irrelevante. La mirada se convierte en arquitectura invisible del entorno.


Esta metáfora del colono digital nos obliga a revisar críticamente el proceso: ¿quién funda estos nuevos asentamientos de sentido?, ¿quién impone las reglas visuales?, ¿qué narrativas se consolidan y cuáles son invisibilizadas por el algoritmo de lo visible?


El Emprendedor de la Mirada: Capitalismo Visual y Jerarquía Informativa

Como sucede en todo proceso de colonización, no tarda en emerger la lógica del mercado. El nuevo territorio visual es también espacio de rentabilidad simbólica y económica. El que primero domina la herramienta, capitaliza su mirada. Aparecen entonces los emprendedores visuales de la IA: aquellos que crean contenido enriquecido, que venden experiencias aumentadas, que transforman la percepción en producto.


La mirada ya no es solo ventana, sino mercancía. Se vende lo que se ve, se optimiza lo visible, se monetiza la experiencia perceptiva. Y así se genera una nueva jerarquía informativa visual, donde el que posee los lentes con IA tiene una ventaja epistémica, económica y simbólica sobre aquel que observa con los ojos “desnudos” del siglo XX.


Pobreza Visual: Brecha Informativa y Exclusión Perceptiva

En este nuevo orden visual, la pobreza no es solo económica o digital, sino también visual. Así como la alfabetización textual fue una barrera de inclusión en los siglos pasados, ahora la alfabetización de la mirada se vuelve clave. El acceso a estos dispositivos marcará una nueva frontera de exclusión: entre quienes ven con capas de información —nombres, precios, traducciones, emociones detectadas— y quienes solo ven lo que el ojo humano alcanza a captar.


La pobreza visual no es una metáfora menor. Es la imposibilidad de ver el mundo con la misma riqueza semiótica que otros. Es habitar una periferia perceptiva, sin aumentos, sin traducciones, sin alertas ni sugerencias. Una pobreza que redefine la desigualdad en el siglo XXI: ya no por lo que se posee, sino por lo que se puede interpretar.


La Mirada como Código Ético

Ante esta nueva centralidad de la mirada, urge una reflexión ética. ¿Quién diseña los filtros de lo visible?, ¿cómo se decide qué resaltar y qué borrar?, ¿qué sesgos habitan los algoritmos de interpretación visual?, ¿cómo evitar que se consolide una dictadura de lo observable?


Necesitamos construir una alfabetización crítica de la mirada aumentada, que nos permita no solo usar estas tecnologías, sino cuestionarlas, interpretarlas, resignificarlas. Enseñar a mirar en un mundo donde lo visible ya no es evidente, sino construido algorítmicamente. Hacer de la mirada un acto de libertad, no de consumo.


Habitar con Dignidad el Nuevo Ojo Digital

La “mirada expandida” es uno de los signos más potentes de la época. Promete un nuevo modo de habitar el mundo, pero también impone nuevos riesgos de exclusión y control. El gran reto no será solo tecnológico, sino cultural y espiritual: ¿seremos capaces de construir una mirada justa, inclusiva, crítica y humana en la era de los visores inteligentes?

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