16.09.2025: Transparencia obligatoria del contenido generado por IA
- Jorge Alberto Hidalgo Toledo
- 17 sept
- 8 Min. de lectura

Introducción
Hoy, martes 16 de septiembre de 2025, emergen con fuerza tres tendencias que exigen ser comprendidas con profundidad, pues su entrelazamiento con la ética, la política, la economía y la cultura está redefiniendo los márgenes de lo aceptable en la comunicación digital, el entretenimiento y la tecnología. Estas tendencias gravitan alrededor de la exigencia social de transparencia en los contenidos generados por inteligencia artificial, el nuevo marco regulatorio europeo que intenta armonizar innovación y responsabilidad, y el impulso a la sustentabilidad energética en los sistemas IoT. Su intersección convoca una reflexión urgente sobre quién controla el sentido, quién regula los riesgos y quién garantiza la dignidad humana en la era digital.
Tendencia 1: Etiquetado obligatorio del contenido generado por IA
Un emisario poderoso de esta tendencia es el reciente llamado desde The Guardian por parte de ciudadanos para que todo contenido generado por IA sea claramente etiquetado, con marcas visibles o “watermarks”. Se advierte que sin esta claridad, la confusión entre lo producido por humanos y lo creado artificialmente erosiona la confianza pública, facilita fraudes, desinformación y maniobras de manipulación ideológica. The Guardian
Socialmente, este reclamo por transparencia responde al desgaste de la verdad como categoría pública; ciudadanos desean distinguir lo auténtico de lo simulado, lo humano de lo automatizado. Antropológicamente, la identidad, la autoría, la intención y la confianza se ven amenazadas si no hay distinción clara en los medios entre lo generado por máquinas y lo generado por sujetos humanos. Éticamente, la exigencia de etiquetado incorpora principios como la honradez, la responsabilidad, la protección frente al engaño; todo ello exige normativas claras, sanciones, mecanismos verificables. Culturalmente, supone redefinir narrativas: ya no basta que algo sea estéticamente verosímil o compartido, sino que su origen sea reconocible y su creación sometida a escrutinio.
Económicamente, las implicaciones son múltiples: los grandes generadores de contenido deberán invertir en sistemas de watermarking, auditorías, posiblemente licencias o certificaciones; los memorables “deepfakes” podrían convertirse en pasivos reputacionales importantes si no hay reglas claras. Políticamente, esta tendencia tensiona a los legisladores y jurisdicciones a actuar rápido, pues los vacíos legales crean zonas grises que pueden ser explotadas, incluso por actores estatales autoritarios o corporaciones sin escrúpulos.
Tendencia 2: Implementación del AI Act de la Unión Europea: equilibrio entre riesgo y oportunidad
La Unión Europea continúa afinando su marco regulatorio para la IA a través del AI Act, que ya ha entrado en vigor (Regulación (EU) 2024/1689), y con medidas adicionales como los “sandboxes” regulatorios nacionales que deben establecerse antes del 2 de agosto de 2026. Digital Strategy European Commission+1 La normativa se apoya en un enfoque basado en el riesgo, clasificando sistemas según su riesgo para derechos fundamentales, salud, seguridad, discriminación, entre otros. Complementariamente, ha sido emitido un Código de Práctica voluntario para IA de propósito general, con obligaciones anticipadas en transparencia, propiedad intelectual y seguridad. AP News+1
Socialmente, esta estructura regulatoria busca restaurar o consolidar la confianza de los ciudadanos hacia la IA y las tecnologías automatizadas. Antropológicamente, está institucionalizando lo que antes era campo libre: normas explícitas para lo que se permite, se advierte, se prohíbe.
Éticamente, representa un esfuerzo por alinear innovación tecnológica con derechos humanos: protección de datos, no discriminación, transparencia, responsabilidad. Culturalmente, el AI Act se presenta como parte de un relato normativo europeo que afirma valores como el respeto a la dignidad, la justicia, la seguridad, en contraste con modelos más laxos o de autorregulación distante.
Económicamente, aunque las empresas critican que las regulaciones impongan costos elevados o incertidumbres legales, también representan una oportunidad competitiva: aquellos actores que adopten protocolos transparentes, seguros, éticos podrán diferenciarse positivamente. Políticamente, Europa actúa como laboratorio regulatorio que puede influir al resto del mundo, exportando estándares, prácticas legales, marcos de cumplimiento.
Tendencia 3: Sostenibilidad energética en IoT y eficiencia operativa
El crecimiento explosivo del Internet de las Cosas (IoT) plantea desafíos no solo de funcionalidad, conectividad o innovación, sino de sustentabilidad: cómo se alimentan, cuánto consumen, cuánto contaminan. Dos líneas recientes de investigación destacan: (a) sistemas IoT que aprovechan cosecha de energía (energy harvesting) para reducir o eliminar dependencia de baterías tradicionales, acompañado de gestión inteligente de ciclos de actividad (duty cycling, wake‑up strategies) para optimizar consumo sin perder capacidad de detección. arXiv (b) plataformas de bajo coste para el monitoreo energético en campus universitarios, sensores que permiten capturar consumo trifásico en tiempo real, promoviendo visibilidad, intervención y eficiencia. MDPI
Socialmente, esta tendencia conecta con la preocupación creciente por cambio climático, resiliencia energética, responsabilidad ecológica.
Antropológicamente, marca una transformación en la vida cotidiana: hogares, ciudades, campus universitarios, industrias, donde los objetos conectados ya no pueden considerarse neutros, sino como parte de una ecología material que consume recursos. Éticamente, obliga a preguntas sobre justicia ambiental: ¿quién paga el costo energético? ¿qué pasa con los desechos electrónicos? ¿cómo evitar que la sostenibilidad solo sea privilegio de entornos ricos? Culturalmente, impulsa una conciencia ambiental tecnológica, una estética de lo verde aplicada al IoT y la innovación responsable.
Económicamente, la eficiencia energética se traduce en ahorro real, competitividad operativa, reducción de costos de mantenimiento, pero también en una inversión inicial en I+D, materiales sustentables, diseños modulares. Políticamente, esta tendencia exigirá regulaciones que incluyan estándares de eficiencia energética, ecodiseño de dispositivos, incentivos fiscales, políticas públicas que favorezcan tecnologías limpias.
Estas tres tendencias —etiquetado obligatorio del contenido generado por IA; implementación rigurosa del AI Act europeo; sostenibilidad energética en IoT— conforman un núcleo central del momento presente: transparencia, responsabilidad y sustentabilidad. En conjunto, redefinen no sólo lo que hacemos con la tecnología, sino cómo, para qué y bajo qué valores.
Otras doce tendencias relevantes
Resistencia corporativa al AI Act: algunas grandes empresas, incluidas Meta, han declinado suscribir el Código de Práctica voluntario de la UE, argumentando que introduce incertidumbres legales y costos. The Verge Se relaciona con la tensión entre regulación obligatoria vs voluntaria, transparencia vs riesgo legal.
Simplificación de normas digitales en la UE: la Comisión Europea está pidiendo aporte público para simplificar reglas sobre cookies, ciberseguridad y el AI Act, con la intención de hacerlas más comprensibles y operativas. Bloomberg Law Esto dialoga con la necesidad de que la transparencia sea efectiva; leyes complicadas no sirven al bien común.
Demandas de CEOs europeos para pausar la AI Act: directivos de grandes compañías advierten que reglas poco claras podrían debilitar la competitividad continental, especialmente frente a corporaciones de Estados Unidos o China. Financial Times Intersección entre regulación, economía y política industrial.
Creciente atención al riesgo en IA general‑propósito: el AI Act y su código de práctica reconocen que los modelos de IA que sirven para múltiples propósitos (GPAI) presentan riesgos específicos en transparencia, sesgos y uso indebido. Artificial Intelligence Act+1
Marco europeo de “excelencia y confianza”: la estrategia de la UE enfatiza un enfoque dual: fomentar innovación (excelencia) y al mismo tiempo asegurar valores éticos y de derechos fundamentales (confianza). Digital Strategy European Commission
Avances técnicos de hardware y software para IoT de muy bajo consumo: desarrollo de nodos IoT reconfigurables con modos de operación optimizados (software y hardware) que logran mayores reducciones de consumo energético. arXiv
Optimización de manufactura inteligente con IoT: marcos integrados de sensores, edge computing, plataformas en la nube que permiten reducir downtime, uso de recursos y consumo energético en fábricas. arXiv
Infraestructura de datos segura como requisito regulatorio: los debates sobre el AI Act y los Code of Practice insisten en la calidad, origen, integridad de datos, su gobernanza. Computer Weekly+1
Protección de los derechos personales frente a deepfakes y reproducciones de imagen: propuestas legales como la de Dinamarca para otorgar derechos sobre voz, rostro, semejanza física, contra imitaciones sin consentimiento. Indiatimes
Problemas de degradación de confianza en medios y periodismo: organizaciones de prensa denuncian que sistemas de IA están usando contenido periodístico sin consentimiento o compensación, lo que socava la sostenibilidad de la prensa confiable. The Sun
Aumento del activismo regulatorio ciudadano: a través de peticiones, cartas, presión social para etiquetado, derechos de imagen, transparencia, protección de autoría. Relacionado con la primera tendencia central.
Énfasis en políticas de ecodiseño y responsabilidad ambiental: los dispositivos IoT y hardware para IA están bajo escrutinio no solo por su uso de energía sino por su ciclo de vida completo (materiales, agotamiento, desechos). Aunque no siempre regulado, la presión académica y social se incrementa.
Análisis predictivo
Con base en los patrones observados hasta hoy, se avizoran varios escenarios futuros con gravedad e implicaciones para la comunicación, el entretenimiento y la convivencia digital. Estos escenarios deberán orientarse no solo a anticipar lo técnico, sino a articular marcos ciudadanos que exijan responsabilidad.
Corto plazo (3‑6 meses)
Se intensificará la exigencia de leyes nacionales específicas que obliguen al etiquetado de contenido generado por IA. No solo en Europa, sino en países latinoamericanos, quizá con inspiración del modelo danés, con sanciones para quienes no difundan esta información o lo hagan de forma engañosa.
Veremos ajustes al AI Act europeo: simplificaciones, aclaraciones de disposiciones, quizá moratorias temporales en ciertos aspectos, como solicitado por CEOs, para evitar efectos negativos sobre la innovación sin violar los principios fundamentales. La Comisión Europea seguirá recogiendo retroalimentación pública y empresarial para refinar la aplicación.
En el ámbito del IoT, se multiplicarán los desarrollos aplicables en dispositivos energéticamente autónomos, con cosecha de energía, uso de sensores eficientes, arquitecturas de bajo consumo, como prioridad para entornos domésticos, educativos e industriales.
Mediano plazo (6‑12 meses)
Probablemente surja un estándar internacional para etiquetado de contenido IA, que sea adoptado por plataformas tecnológicas, redes sociales, medios informativos, como parte de sus obligaciones legales o contractuales. Este estándar incluiría tanto marcas visuales como metainformación accesible a usuarios e investigadores.
Las empresas tecnológicas que adopten buena gobernanza de IA —transparencia, datos verificables, cumplimiento ético— se posicionarán competitivamente. Se dará lugar a certificaciones, sellos de confianza, auditorías independientes, mecanismos de responsabilidad civil.
Los riesgos no atendidos —como deepfakes, falsificaciones de identidad, suplantaciones digitales— se volverán objeto de litigios y regulaciones más severas, especialmente con leyes nacionales que reconocen derechos de imagen, voz y apariencia.
En IoT, las políticas públicas incorporarán ecodiseño, fin de obsolescencia programada, estándares de eficiencia energética mínima, responsabilidad sobre residuos y economía circular, exigidos por normativas ambientales crecientes.
Hipótesis evolutivas
Etiqueta legal universal para IA: decreto o ley que exija que cualquier contenido generado por IA lleve un sello visible, tanto en medios digitales como offline, similar a los requisitos de origen en alimentos o farmacéuticos.
Certificaciones globales de IA confiable que incluyan transparencia de origen de datos, protección de derechos de autor, protección de imagen, estándares de privacidad, sostenibilidad energética; adoptados por firmas grandes y medianas, exigidos en contratos gubernamentales.
Despliegue de “etiquetas energéticas digitales” para dispositivos conectados: dispositivos IoT y hardware de IA necesitarán mostrar su eficiencia energética, su ciclo de vida, similar al etiquetado energético de electrodomésticos, para informar decisiones de compra pública y privada.
Emergencia de regulaciones de impacto automático: leyes que obliguen no solo a declaraciones, sino a acciones automáticas: si un modelo de IA genera contenido sin etiquetar, responsabilidad compartida entre plataforma, desarrollador y distribuidor; sanciones proporcionales al alcance del contenido.
Impacto en comunicación y entretenimiento
En comunicación digital, estas tendencias obligan a redefinir narrativas: los creadores deberán revelar cuándo utilizan IA; los medios deberán transparentar autores, fuentes y mecanismos generativos; la confianza será un activo clave, y su erosión será costosa. En entretenimiento, el uso de IA para generación de contenido artístico, música, video, efectos especiales, implicará nuevos retos de autoría, remuneración, derechos de imagen; los consumidores querrán garantías de autenticidad y responsabilidad ética.
Finalmente, la presión por sostenibilidad energética transformará los dispositivos de entretenimiento conectados (como televisores inteligentes, dispositivos VR/AR, wearables), no solo por funcionalidad, sino por huella ecológica visible.
Este es un llamado: a académicos, políticos, reguladores, creadores; para anticipar, legislar, educar, innovar con ética, transparencia y responsabilidad. Urge que la generación de contenidos, la producción mediática, los aparatos conectados, todo lo tecnológico, se someta a la exigencia moral de rendir cuentas ante la sociedad.




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