Alberto Ruiz-Méndez En la era de la hiperconectividad, los ciudadanos ya no esperan que los partidos hablen por ellos: toman la palabra, crean narrativas y disputan la atención pública desde sus pantallas. Pero el nuevo poder comunicativo de los movimientos digitales plantea dilemas éticos que la democracia aún no sabe resolver. En los últimos años, las redes digitales se han convertido en el nuevo espacio público de la acción política. No son ya los partidos ni los medios tr